Obed Campos
En lugar de contienda política, vivimos una suerte de Big Brother
Por: Obed Campos
No sé si a usted también, le de tanta pena el escenario político que nos tocó en este año de pandemia, y, como yo, se pregunte, mitad irónico, mitad añorante, a dónde quedaron los dinosaurios que caían gordos por evadir preguntas pero daban la frase con la cual, al menos los periodistas, no batallábamos para cabecear la nota.
Frases elegantes, certeras, indirectas, como aquella que utilizó un ex gobernador de “manos negras y espinosas”, para referirse, sin mencionar, al líder priista, su adversario, pero sin mencionarlo… Espinosa, se apellidaba el líder.
Ahora está muy desdibujado todo…
Nuestros políticos brillan, pero por su falta de oficio y falta de cultura, porque si usted sabe de lo que estoy hablando, me dará la razón al decir que hasta los pleitos de lavadero tenían mas caché que los nacos enfrentamientos de nuestros políticos contemporáneos.
Ya sé, me dice un amigo con el que platico vía Whatsapp, “es que dejó de haber política y quedó en reality show”.
Lo dicho, en lugar de contiendas inteligentes, en que la imaginación tiene el poder y la imaginación es la ganona, tenemos una suerte de Big Brother chafa, muy chafa…
Porque ni crea que se trata de una versión estremecedora y orweliana, no, estos son tiempos corrientes y comunes, más comunes que corrientes.
Nada más como ejemplo, vea Nuevo León, donde a la gubernatura van “Los 4 Fantásticos”:
“La Mujer Invisible”, “El hombre Elástico”, “El Hombre Llamas” y “La Mole”… Y a los demás cargos, los aspirantes son también una suerte de caricaturas.
A LA MEMORIA DE DESIDERIO MORALES. ¡HASTA SIEMPRE, AMIGO!
De tantas pérdidas y tragedias que nos ha ido dejando esta negra temporada nos vamos quedando sin lágrimas.
Ayer falleció uno de los mejores periodistas que he conocido en estos casi 35 años de labor. Experto en número y economía, Desiderio Morales supo modernizar el tema de las encuestas y aplicarlo a la labor de informar.
Ayer se nos adelantó tantito en el camino.
¡Hasta siempre, querido Desiderio!
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