Arnaldo Córdova le habla desde el más allá a su hijo

Eloy Garza González

Hace muchos años (1997), entrevisté a Arnaldo Córdova, historiador acucioso del México posrevolucionario.

Arnaldo, padre de Lorenzo (actual primer consejero presidente del INE), fue autor de varias obras fundamentales como “La ideología de la Revolución Mexicana” (1973) y “La Revolución en crisis: la aventura del maximato” (1995). Arnaldo murió en el año 2014. Reproduzco algunos fragmentos de esta entrevista.

Eloy Garza: A pesar de tu reconocida obra sobre el movimiento armado de 1910, no te consideras un historiador.

Córdova: Mi libro “La ideología de la Revolución Mexicana” fue criticado por algunos historiadores profesionales porque consideraron que no era un libro de historia. A todos los que me lo dijeron les respondí que tenían razón: mi libro es una obra de ciencia política, dedicada al análisis de las ideas y de los proyectos políticos que circularon en el movimiento revolucionario.

Eloy Garza: ¿Esto se debe a que eres jurista?

Córdova: La aclaración de que soy jurista y politólogo va dirigida simplemente a curarme en salud, para que nadie vaya a decirme que los míos no son libros de historia. Yo sé que la mayoría de los historiadores me consideran uno de los suyos y que mi obra es esclarecedora de ciertos problemas que no consideraron ellos o que no han estudiado lo suficiente.

Eloy Garza: En tu libro sobre el maximato estudiabas el estilo de hacer política del sistema mexicano, incluyendo el dedazo, concepto resucitado por el PRI.

Córdova: No, el término dedazo es más moderno; debió de haber aparecido por los años 50, aunque después de todo, el dedazo es nada más un proceso selectivo en el cual unos y otros se van eliminando y va sobreviviendo el que finalmente será el sucesor en el poder local o nacional. Eso se podía ver ya desde el maximato.

Eloy Garza: Supongo que desde aquel entonces, con todo y el gran poder de los militares autoritarios, éstos tenían que acatar una serie de normas no escritas del sistema.

Córdova: Claro, esto es algo que se hereda. Incluso en la época del caudillo Álvaro Obregón la política tenía reglas internas férreas, pero eran reglas que garantizaban más el predominio del caudillo que el libre juego de las fuerzas políticas. Entonces, lo que hizo el maximato fue desarrollar el libre juego de las fuerzas políticas internas del oficialismo, de manera que pudiera haber acuerdos duraderos entre ellos, ganara quien ganara.

Eloy Garza: Tú que eres de izquierda sueles defender a José Vasconcelos en tus libros. Recuerdo que Octavio Paz suspiraba de alivio porque el “Ulises Criollo” no llegó a la presidencia de México; decía que de haberlo conseguido, Vasconcelos hubiese devastado el país.

Córdova: Creo que debemos redimensionar términos como izquierda y derecha, porque ya no son lo que eran antes. Se trata más de una especie de simbolismo histórico que de posiciones que realmente pueden considerarse totalmente excluyentes. Eso de izquierda y derecha ya pasó a la historia.

Eloy Garza: Norberto Bobbio decía que debería seguir existiendo esa clasificación de izquierda y derecha, que era vital esa geometría ideológica.

Córdova: A Bobbio lo animaba su nostalgia política. A él mismo ya muerto se le deben corregir algunas cosas como sus vanos intentos de unir liberalismo con socialismo. Él y sus alumnos hicieron una teoría en torno a eso. Estamos viviendo ya una época en la cual todas las posiciones políticas tienden más a acercarse, a identificarse en objetivos comunes y ahí el extremismo de los conceptos pierden su sentido. Antes, la oposición teórica entre derecha o izquierda era una oposición a muerte. El mejor izquierdista para un derechista era el izquierdista muerto y viceversa. Ahora el mundo ha cambiado.

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