¿Cuál es la mejor edad para gobernarnos a nosotros mismos?
Eloy Garza González
Según el British Medical Journal, a partir de los 46 años comienza el declive de nuestras capacidades cognitivas.
Pero tengo algunas objeciones a este análisis. Para empezar, si bien a partir de esa edad comienza a fallar la memoria y la rapidez para razonar, en otros aspectos ligados al aprendizaje no ocurre lo mismo.
Por ejemplo, el vocabulario sigue predispuesto a mejorar con la edad: las capacidades cognitivas en relación al lenguaje se mantienen en ascenso hasta bien entrados los 60 años.
Es decir, una buena edad para un gobernante, puede ser entre los 30 y lo 40 años.
La explicación neurobiológica es simple: a partir de los 30 años, aprendemos a afrontar mejor las inclemencias existenciales, creando nuevas redes neuronales.
Contra la opinión generalizada de que se nos “queman” neuronas, la materia blanca y neurotransmisores de la denominada sustancia mielínica aumenta con la edad. La ciencia lo define como reserva cerebral.
Hasta los 60 años se mantiene sin decremento la inteligencia emocional.
La impresión de ser competentes en nuestros quehaceres nos vuelve generalmente más relajados, más capaces de controlar nuestras emociones, menos neuróticos, ya alejados de miedos irracionales, dispuestos a asumir ideas renovadas, más reflexivos y flexibles. Pero menos dinámicos.
Con la edad, se experimenta la sensación de resiliencia; es decir, de soportar los embates de la vida con paciencia y sabiduría.
Así lo muestra un estudio de la Universidad de Wisconsin basado en técnicas de neuroimagen.
En personas jóvenes la amígdala relacionada con las emociones se activa en mayor medida que en adultos cuando se les expone a imágenes negativas.
Si bien jóvenes y adultos mayores reaccionan de igual manera ante
estímulos agradables, los adultos tienen la capacidad curtida de reducir sus emociones depresivas.
Y ante imágenes neutrales, los mayores son más proclives a procesar en forma positiva el cúmulo de hechos.
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