
El dinero no duerme
Irreverente
O, todo el dinero del mundo no puede comprar la paz.
Plácido Garza
Les platico: Y como siempre sucede, todo comenzó por el dinero. Claro, luego apareció el amor y la cosa cambió, y más que eso, se sublimó.
Tengo una irreverente historia al respecto para ustedes, pero antes, déjenme contarles cierta anécdota: ¡Arre!
Conocí al ilustre papá de un merolico charlatán que se dedica a dar cursos de “superación” a ingenuas divorciadas despistadas que lo siguen porque miente bonito y copia descaradamente frases de otros.
A ese tipo no lo conozco, ni quiero conocerlo, pero a su papá sí y debe de haber heredado sus geniales genes por otros rumbos porque a éste no le heredó ni las briznas de sus genialidades.
No le debe de ir muy bien a éste, a juzgar por las eufóricas y esotéricas autopromociones que inflige e infringe a sus víctimas en FB.
Bueno, pues a este tipo me gustaría pasarle al costo lo que se le ocurrió a otro consultor -ese sí de a deveras- que se mal ganaba la vida dando asesorías y terapias a parejas en vías de disolver sus sagrados vínculos matrimoniales.
Le iba rete mal pero era persistente e insistente.
Hasta que un día, por pura ocurrencia desempolvó el título de abogado que tenía por ahí arrumbado en su casa y comenzó a promocionarse en el campo de los divorcios.
Hace un mes me lconfesó que había vivido muchos años en el error.
Dando terapia a parejas se estaba muriendo de hambre y hoy, divorciando a las mismas parejas, es un acaudalado abogado con bufete en la Del Valle y toda la cosa.
Su moraleja es: se gana más dinero divorciando a las parejas que ayudándolas a reconciliarse.
Entendiste, Jaime?
Ahora sí, paso a la historia del título:
Carolyn Adams buscó toda su vida hacer negocio por encima del amor.
No tenía tiempo para lo segundo y le sobraba para lo primero.
Y le fue muy bien, porque fea no es y ese atributo en las mujeres es una especie de “upgrade” que ningún hombre tiene, por muy apuesto que sea.
Carolyn conoció un día al hijo de un presidente y aunque no se enamoró a primera vista, a la 4a empezó a notar cierta T…ransformación.
El amor que todo lo vence se enfrentó a su enemigo más brutal: el dinero.
Se pusieron -entonces- a prueba sus afectos, aprecios, inclinaciones, tendencias y tenencias, y ¿qué creen? terminó arrejuntándose con el hijo del presidente, por puritito amor, aderezado este con el más poderoso afrodisíaco: el poder.
No les digo que se casó porque en la solicitud de hipoteca de la Casa Gris se declaró “single”.
Pero viven juntos y hasta dio a luz en un hospital de Houston, al “Primer Nieto de México”, porque si hay “Primera Dama”, por qué no iba a haber “Primer Nieto”?
Pero como el dinero no duerme, se metió en medio de los dos en el tálamo nupcial.
Y ahí empezaron los problemas.
Porque resultó que el abuelo del “Primer Nieto de México” salió medio repelón para eso de las ostentaciones.
Con decirles que llegó a correr a dos de sus achichincles principales por casarse ostentosamente, el César Yáñez y el Chago Nieto.
Alguien muy cercano a esta pareja le confío al primo de un amigo, del suegro de mi hijo, que andan buscando a un asesor especializado en terapia conyugal.
Por si no lo encuentran o no les da resultado, les voy a pasar el cel de mi amigo el abogado que antes era asesor de parejas y que hoy es especialista en divorcios.
Digo, no quiero que ninguno de los dos se pongan a llorar antes de que les peguen, pero, no vaya a ser que la mentada Carolyn se convierta de repente en la “Primera Divorciada de México”…
CAJÓN DE SASTRE
“Preséntales a tu amigo, es mejor prevenir que andarla después mentando… la madre, digo”, comenta la irreverente de mi Gaby.
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