La Roma se reparó nada más porque ahí vivía el Presidente

Irreverente

Digresiones sobre el “Sótano de las Golondrinas”.
Por Plácido Garza.

Col. Roma, CDMX.- “En esta esquina me quedé parada un día con mi hija de la mano por más de 10 minutos, esperando a que los coches nos dejaran pasar, pero ninguno se paraba. Teníamos 23 años solicitando de perdido unos topes y nunca nos hicieron caso. En cambio ahora, nos pusieron semáforos, altos, cámaras de vigilancia, señalizaciones por todos lados y hasta agentes de tránsito y patrullas de policía tenemos las 24 horas. Entonces resulta que para que se arreglen nuestros problemas debemos esperar a que uno de los vecinos llegue a presidente de la república”.
Doña Alicia me contó lo anterior al recibirnos en su casa de Chihuahua, y el vecino suyo a quien se refiere “vive” desde hace varios meses en la esquina de esa calle y la de Monterrey.

Les platico: Este sector de la Roma en la CDMX se divide en antes y después del 1 de julio de 2018. Anterior a esa fecha, los robos a personas, casas, comercios y de vehículos sucedían todos los días y a todas horas. El pavimento estaba resquebrajado; las banquetas destrozadas; el alumbrado público se encendía de día y se apagaba de noche; y los negocios que abrían, para hacerlo le pagaban piso a las bandas de delincuentes que actuaban amafiadas con las autoridades.

En dos kilómetros a la redonda del cruce de Chihuahua y Monterrey,  todo eso ha pasando a la historia.
El choque diario de vehículos que se registraba antes en esa esquina, dejó de ocurrir gracias a tanta señalización, semáforos y agentes de tránsito que ahora cuidan la zona. Los asaltos pararon y los pedidores de piso se fueron a otras colonias a seguir haciendo de las suyas.

Febriles cuadrillas de trabajadores bachearon calles, remediaron banquetas, pintaron carriles de circulación, resanaron grietas de casas y edificios “con cargo a la Delegación”, y cuidaron a familias y comerciantes día y noche.

Tal despliegue de eficiencia de los servicios públicos, tenía muy contentos a los vecinos de esa zona, y a otros no tanto. Doña Alicia estaba medio nerviosa, pues todo el tiempo estaba esperando a ver qué más pasaría ahí.
Hasta donde sabía, el inquilino de la esquina de Monterrey y Chihuahua, tarde o temprano se va cambiaría de casa. 

El problema que ella veía venir es que tanta mejora de los servicios públicos en su barrio, tarde o temprano se esfumarán y volverían a quedar desamparados, porque si en 23 años nunca los escuchó el gobierno en sus reclamos, ahora que lo hicieron no fue para cumplirles a ellos, sino al notable vecino que despachaba sus asuntos en esa esquina.

“Lo único que hicieron con nosotros es llevarnos de gane, pero ya ve cómo es la gente que a lo bueno se acostumbra bien pronto y cuando nos quitan el dulce, nos duele más que antes de que estuviéramos jodidos”, dice doña Alicia.

Estas son las paradojas e incongruencias del servicio público en México. Los beneficios se dan bien pronto cuando algún notable de la política se vuelve vecino de una comunidad.

Años de lucha infructuosa pugnando por la calidad de vida que todos los mexicanos merecemos, se convierten en lustros cuando ese tipo de “notables” no sienta sus reales o sus intereses cerca de nosotros.
Tenemos qué ser vecinos de un funcionario notable para que las cosas se arreglen. Nuestras casas, bardas, calles y banquetas tienen que estar próximas a las de él para que sean reparadas.

Nuestra inseguridad tiene qué ser vivida en carne propia por ese tipo de vecinos poderosos, para que se revierta como por arte de magia.

Puede más la investidura de un poder político, que 23 años de estar rogándole al gobierno que cumpla con sus obligaciones.

Y ante todo esto, ¿dónde está la sensibilidad del presidente para evitar que se siga dando en México el síndrome de “pintar los camellones” nomás cuando por esa calle va a pasar el gobernante en turno?

Para apaciguar los nervios de doña Alicia, mi Gaby le contó lo que pasó en el municipio de Aquismón, en plena selva potosina. AHÍ SE ENCUENTRA UNO DE LOS ABISMOS MÁS PROFUNDOS DEL MUNDO, EL “SÓTANO DE LAS GOLONDRINAS”, CON UN ESCALOFRIANTE RAPEL DE MÁS DE 500 MTS. MEDIANTE EL CUAL DESCENDEMOS HASTA LAS ENTRAÑAS DE LA TIERRA.  La primera vez que lo bajamos, tuvimos que recorrer una penosa brecha de 35 kilómetros desde el poblado hasta la boca del Sótano.

La segunda, años después, fue una delicia, porque todo el camino era ahora una amplia avenida adoquinada de cuatro carriles. Nuestro guía Juan Valverde contó que ese “milagro” se dio CUANDO EL EX PRESIDENTE CALDERÓN SUPO DEL SÓTANO Y QUISO BAJARLO.Juan y varios de sus camaradas lo descendieron y subieron en canastilla, para ahorrarle la friega del rapel y la escalada; y para evitarle también la molestia de recorrer una brecha terregosa de 35 kilómetros, meses antes de su bajada, la SCT hizo ese camino que ahí sigue, con su calidad incólume.

CAJÓN DE SASTRE

“Ya ve doña Alicia”, le dice la mordaz e irónica de mi Gaby, “quien quita y lo mismo sucede con sus calles y banquetas, que de tan bien que las repararon, a lo mejor alcanzan a disfrutarlas sus nietos”.

“No creo”, responde doña Alicia. “Pero no le hace, al fin y al cabo aquí cerca vive la hermana de Martí Batres”.

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About The Author

Plácido Garza Presidente del portal noticioso www.detona.com Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Creador de la primera plataforma de BigData en México. Escribe diariamente su columna IRREVERENTE para prensa y TV de medios nacionales y de otros países. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista, ha conquistado las cumbres más altas de América.

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