Olga Wornat contra Vicente Fernández

Eloy Garza González

En Charla con Eloy Garza, suelo presentar un libro. Al grabar esta sección para el programa de hoy de Azteca Noreste elegí el de la periodista argentina Olga Wornat. 

Se titula El último rey y es la biografía no autorizada de Vicente Fernández. 

Yo fui muy crítico con Vicente Fernández por sus actitudes homofóbicas. Pero eso no quita que reconozca que, dado que Olga Wornat es argentina, no alcanza a entender lo que representa Vicente para nosotros los mexicanos y los regiomontanos. Es parte de nuestra educación musical. 

Mientras conduces una camioneta por la Carretera Nacional vas cantando Acá entre nos. Cuando te deja la novia te encierras a cantar Por tu maldito amor. 

Luego te reconcilias y le llevas serenata con mariachi a cantarle Hermoso cariño, con la cola entre las patas. 

Si estás en una carne asada prendes el carbón mientras cantas La ley del monte. 

Y cuando andas con la moral baja, corto de lana, sin que te alcance la quincena y no puedas pagar colegiaturas, cantas como Vicente “no tengo trono ni reina, ni nadie quien me comprenda, pero sigo siendo el rey”. 

En los karaokes nunca falta el panzón con parados estilo Vicente Fernández, y con el micrófono cantando “estos celos me hacen daño, me enloquecen, jamás aprenderé a vivir sin ti”. 

A Vicente Fernández lo tenemos presente en las fiestas, las bodas, los funerales, las despedidas de soltera, los bautizos y los cumpleaños. 

Pero nunca faltan los oportunistas que quieren treparse en los hombros de estos grandes ídolos para lucrar con su nombre. 

Ahora este libro de Wornat quiere convencernos, sin pruebas y sin datos, que Vicente Fernández estaba vinculado con el narcotráfico; que sus presentaciones eran lavado de dinero, que sus hijos son capos del crimen organizado; que su fortuna fue fruto de dinero mal habido. 

¿Saben qué necesidad tenía Vicente Fernández de hacer dinero mal habido? Ninguna. Con la pura taquilla de sus presentaciones tenía para amasar una fortuna que rondó los $25 millones de dólares. 

Fueron más de 60 décadas de carrera y si ahorita siguiera vivo llenaría la Macroplaza entera con puros fans de todas las edades. O el lecho del río Santa Catarina. 

A los grandes ídolos populares se les puede cuestionar, pero no ofender ni difamar. 

No se vale que este libro hubiera salido cuando don Vicente ya estaba inconsciente en el hospital, entubado, sin poder defenderse. 

Y para que lo sepa la autora: en el escenario don Vicente era todo un caballero. 

Nunca provocó en 60 años el mínimo incidente y más bien siempre frenó cualquier pleito o riña que hubiera entre el público con la pura presencia y porque el viejo imponía. 

Una vez lo conocí en su rancho Los Tres Potrillos y me consta que era un hombre sumamente respetuoso, irreprochable. Y su esposa, ahora viuda, es una gran mujer: María del Refugio Abarca Villaseñor, doña Cuquita.  

Qué vergüenza que salgan este tipo de libros y que muchos periodistas quieran lucrar manchando la memoria de un hombre que fue ejemplo de la cultura del esfuerzo. 

¿Saben qué es lo mejor que se puede hacer con este libro? Romperlo en mil pedazos. 

Tengamos el valor civil para decir la verdad y para ser hombres y mujeres de bien.

Quienes me conocen saben que lo último que yo haría sería romper un libro, pero este volumen de Wornat es pura basura.

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