Plácido Garza

Tampa By… Brady Bowl

Y la ciudad se le entregó al veterano pasador de los Buccaneers.

Plácido Garza

El “12” se adueñó del juego más importante de la NFL y despertó a la ciudad que parecía estar adormecida en los brazos del Súper Owl, y que estalló en una estruendosa celebración, la cual seguramente hará que muchos amanezcan en el bote, porque la alcaldesa Jane Castor no se anda por las ramas.

A la salida del juego, después de unos discretos juegos pirotécnicos, cual si fueran alertas de bombardeos comenzaron a sonar por decenas de altavoces repartidos en los exteriores del estadio, las advertencias de la alcaldesa para que todos usáramos cubre bocas y guardáramos la distancia reglamentaria con nuestros semejantes.

La grabación pedía a los espectadores que nos fuéramos todos a nuestras casas a descansar, con la advertencia de que quienes se quedaran a hacer relajo, se las verían con la autoridad.

La muy recatada, ordenada y disciplinada de mi Gaby prefirió que la llevara a descnasar al hotel, siguiendo las instrucciones de Jane, pero este irreverente servidor suyo se fue a la tandareola como por dos horas.

Les platicaba que el “12” pululó por todos lados, no solo en la cancha del Raymond James, sino en las gradas y en las inmediaciones del estadio de los Buccaneers, luciendo orgullosamente en los pechos y espaldas de fanáticos que se le entregaron al que ha ganado más Súper Bowls que equipos completos.

Los mexicanos, presentes en el Súper Bowl de Tampa

Preguntando a mansalva a todo aquél que se dejó -que fueron muchos- supimos que por cada un afortunado poseedor de su boleto de entrada, en las afueras del estadio había diez que no alcanzaron y que por ende andaban ahí en la fiesta.

Uno de ellos fue Rodrigo Rivera Melo, oriundo de Querétaro, quien lleva en sus alforjas seis Súper Bowls.

Cuando nos lo encontramos con otros ruidosos amigos suyos ataviados con los infaltables sombrerotes mexicanos y la bandera en las espaldas de uno de ellos, nos dijo que andaba cazando a alguien que trajera boletos.

“Estoy dispuesto a pagar hasta $2,000 dólares pero si no, me iré con mis cuates a un bar aquí cerca para verlo por televisión”, nos platicó.

Al medio tiempo le llamé y me dijo que no pudo conseguir, y ni modo, a echarse las chelas de a $14 dólares cada una.

Sí, de $3 que cuestan normalmente y que hasta el día previo del juego las subieron a $7, el súper domingo ya andaban en $14.

En mi primer artículo les comenté que los boletos se cotizaban hasta en $45,000 dólares y que la gran mayoría de las entradas fueron regaladas por la NFL al personal médico que está en el frente dando la batalla al méndigo bicho.

Aquí está la liga por si quieren echarle una leída

https://detona.com/articulo/bienvenidos-al-super-owl-lv

Debido a los orígenes policiacos de la alcaldesa Jane o quizá a que todo evento masivo es una tentación para los alborotadores, fue muy notoria la presencia de elementos de seguridad fuertemente armados. Hasta un escuadrón del SWAT andaba por aquí.

Para que no se viera tan desolado del estadio, a los organizadores se les ocurrió poner rostros de personas ocupando los casi 50,000 lugares que se quedaron vacíos, para atender las regulaciones sanitarias.

Esto no gustó mucho a la gente adentro. Pregunté pero las respuestas que obtuve fueron banales e intrascendentes.

Obvio, eran muchísimos más los aficionados de los Buccaneers, pero los que le iban a Kansas resultaron tan estruendosos, que en ciertos momentos opacaban a la mayoría que le iba a Tampa.

Quizá debido a lo atípico de este evento y a las advertencias para que la gente no se quitara por ningún motivo los cubre bocas, no vi las aglomeraciones ni el trafical de otros Súper Bowls.

Los estacionamientos alrededor del estadio no se llenaron, tal vez porque el costo es tanto como lo que vale la entrada a un partido regular de temporada y los que fueron habilitados por hospitales y otro tipo de negocios cercanos, cobraban $100 dólares.

A casi un kilómetro del estadio la tarifa era de $50 dólares. Todo caro de a madre.

Aprovechando el gentío, una organización cívica que está en contra de las vacunas que se aplican contra el COVID-19 en Estados Unidos, vistió a sus elementos con el uniforme de los árbitros de futbol americano y con pancartas se apostaron a las orillas de donde circulaban los asistentes al juego.

Platiqué con una de las líderes de dicha organización y me dijo que tienen evidencias científicas de los efectos colaterales que la vacuna provoca en quienes la reciben.

Entonces pensé: y en México los más pudientes casi matan por una cita para recibir las dos dosis que la administración de “Amtrack Joe” Biden prometió para cien millones de norteamericanos en la llamada primera fase que se realiza este año.

También en las inmediaciones del estadio vimos a integrantes de una comunidad india que protestaba contra el racismo de que son objeto por parte de las que ellos llaman “los blancos supremacistas”, herencia de las tendencias y afinidades de Trump, mal llamadas por ellos mismos como “actos de patriotismo”.

¿Y el juego? Ah, de eso ya debe haberles contado la Head Coach de DETONA, nuestra experta Yvette Serrano.

Terminamos nuestra misión en Tampa. Nos vamos a Cabo Cañaveral, de donde reportaremos.

Con este artículo terminamos nuestra misión en Tampa.

Nos toca ahora atender en Cabo Cañaveral la invitación con la que la NASA nos honró para participar en la segunda ronda de unas reuniones, cuya primera parte fue en diciembre, y que tienen como objetivo, conocer de cerca el llamado “Mars Project”, único que logró traspasar de la gestión de Obama a la de Trump y que ahora Biden retoma con prioridad, según mis fuentes en la Casa Blanca.

A mi amigo y editor del “Monitor Político” le di la primicia de dicho tema y lo publicó en dicho medio, poco antes de que terminara el año pasado.

CAJÓN DE SASTRE

“Dejamos a Tampa con su celebración y del Golfo de México donde andamos, nos vamos al Atlántico”, dice la irreverente de mi Kalifa.
FOTOS PIE: Los mexicanos, presentes en el Súper Bowl de Tampa.
2: Terminamos nuestra misión en Tampa. Nos vamos a Cabo Cañaveral, de donde reportaremos.

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About The Author

Plácido Garza Presidente del portal noticioso www.detona.com Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Creador de la primera plataforma de BigData en México. Escribe diariamente su columna IRREVERENTE para prensa y TV de medios nacionales y de otros países. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista, ha conquistado las cumbres más altas de América.

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