Enrique Krauze: controle a su perro rabioso | Por: Eloy Garza
Mientras yo le pedía en buen plan que no se enfureciera y mejor me diera sus argumentos sin descalificaciones personales (el pobre hombre ni me conoce), Asiain seguía insultándome. Al final, como se dio cuenta que no lo ofendía, dijo que yo me “victimizaba”. Y remató: “No tienes remedio, mano”.