Samuel García en 2022

Eloy Garza González

Los gobernantes casi nunca cumplen sus promesas. Al menos en Nuevo León. 

Sabemos que una cosa es lo que prometen los candidatos en campaña en materia de obras públicas y otra lo que realmente hacen en el cargo. 

Pasaban seis años y terminaba el gobernador su gestión como empezó: sin metros al Metro, sin presas y sin carretera digna de verse. Y menos de transitarse. 

Cruza uno al estado de Coahuila, por ejemplo y las carreteras se vuelven de primer mundo. 

En cambio, en Nuevo León, puros broncos en broncas. No se destinaba ni un peso a poner remedio en cuestión de movilidad. 

Ahora comienza su sexenio Samuel García y lo primero que hace es que le voten en el Congreso local, por unanimidad, su Presupuesto de Egresos. 

El mal panorama cambia con dinero asignado para iniciar obras. 

Bien lo dijo El Horizonte ayer lunes 3 de enero: se destinarán  $117,743 millones de pesos, de los cuales $7,633 millones son para obra de infraestructura: las líneas 4 y 5 del Metro, la Carretera Interserrana y la Carretera Gloria-Colombia. 

Eran pocos los que creían que el Congreso del estado le aprobaría ese recurso al gobernador Samuel García. Y lo consiguió. 

Eran pocos los que creían que arrancarían en unos cuantos meses estas obras de gran calado. Y Samuel lo consiguió. 

Faltan, por supuesto, las licitaciones de estas obras, pero les garantizo que se harán con propiedad.

Para los escépticos, que siempre los hay, la gestión del actual gobierno estatal les está quitando gramo a gramo su incredulidad. 

Hay, desde luego, asignaturas pendientes. Roma no se hizo en un día. Uno de ellos es la violencia entre cárteles. Otro es la sequía. 

El problema del agua no es reciente. Ojalá nos lloviera sobre mojado. Pero la naturaleza tiene sus propios designios. 

Para los anales de la historia de Nuevo León, quedará este 2022 como el año de la infraestructura estatal, especialmente en materia de movilidad. 

Y dejemos para otro artículo el tren de pasajeros a Texas, que unirá Monterrey con San Antonio, Texas, y el tren de carga a Colombia, un ferrocarril que unirá a San Antonio, Laredo, Puerto Colombia y Monterrey. 

No hay mejor coartada para un gobernante que el trabajo. 

No hay mejor campaña de publicidad exitosa que la obra pública concreta. 

Y estas obras ya arrancaron. ¿Cuál es la queja?

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