Un abrigo ruso de pelo de rana | Paco Villarreal
Paco Villarreal
Me dio risa cuando, hace poco, el doctor López-Gatell recomendó a De la O que se abrigara bien cuando viajara a Rusia. Trivializaba así una necedad estatal y el intento de un periodista que formuló una pregunta tendenciosa. Yo no despreciaría el consejo. Napoleón y Hitler lo hicieron y les fue muy mal. Pero más allá de evadir la trampa del periodista, la burla fue evidente. El doctor Hugo, un pugilista extraordinario en la Retórica, “se la bañó” con el doctor Manuel, que es tan torpe orador que cree que enfatizar es alzar la voz. Pero merecido lo tiene, porque infinidad de veces ha pregonado su amistad y respeto por López-Gatell, y un minuto después ya está poniendo al “supersubsecretario” como palo de gallinero. El que se lleva, se aguanta.
Este incidente es nada, es sólo un abrigo ruso de pelo de rana. En ese momento estaba vigente la posición estatal de comprar vacunas en Rusia aunque no lo autorizara la Cofepris. Ya para entonces el gobierno federal había admitido, sin confirmar, que los estados y empresarios pudieran comprar vacunas por su cuenta. Y este viernes 22 de enero, el presidente López lo reiteró, para que no hagan “politiquerías”. ¡Ah que don Andrés! Tan sólo rompió un sello más de este Apocalipsis electorero.
No me desagrada, pero tampoco me entusiasma la compra estatal de vacunas. Es que el erario siempre está en riesgo de ser desplumado, pero mucho más cuando un funcionario (alcalde, gobernador o presidente) están a punto de dejar el poder. El riesgo es todavía mayor cuando, por circunstancias extraordinarias, se les permite disponer de recursos públicos con mayor libertad y, además, en un ambiente de opacidad solapado las legislaturas. El gasto estatal en vacunas implica un gasto que nos corresponde a todos, esas vacunas no son un regalo de nadie. La deuda pública ya está ahí, enorme. Y todos tendremos que pagarla a costas de futuras administraciones precarias y, eventualmente, ¡más deuda!
Admito que la vacuna es necesaria y es cosa de vida o muerte. No entiendo por qué no se dejó que la federación hiciera la compra, ya que dispone de los recursos. ¿Por prisa? Pero aunque todos los estados se acomidan a solicitar vacunas por su cuenta, aquí no se trata de libre mercado. La demanda no hará que la producción aumente. La demanda urgente ya está definida. Las vacunas se están distribuyendo al ritmo de su producción, las condiciones de transporte, y en la medida en la que los países concretaron sus tratos con los laboratorios. No se necesitan más vacunas, sólo se deberán redefinir los solicitantes y los proveedores. Entonces, ¿por qué la prisa estatal? ¡Claro!, es que estado y ciudadanos hemos fallado en las estrategias de prevención.
El caso de los empresarios es un poco distinto. Se supone que su inversión es privada y ajena al tesoro público. Digo “se supone” porque no dudo que encuentren la manera para endosarle el gasto al gobierno. Siempre han sido muy hábiles para eso. Quiero pensar que, si las quieren para vacunar a sus empleados, también estarían asumiendo la vacunación de las personas más allegadas a estos. Si no lo hacen, crearían una situación muy difícil en esas familias.
No me imagino al trabajador o trabajadora laborando feliz con su vacuna mientras su familia cercana sigue en riesgo. Aunque… también puede ser que las quieran comprar para poder venderlas. Lo que significaría que sólo quieren hacer negocio, un buen negocio sin duda. En cualquier caso, aquí no hay altruismo sino conveniencia. ¿O las darán a los estados? ¿Gratis? ¿Neta?
Todo esto nos mete en otro brete. Hablaríamos más de un plan de vacunación funcionando al mismo tiempo. ¿Es necesario que se cree ooootro plan de vacunación para que la cobertura sea completa y la aplicación eficiente? Habría muchas manos metidas entre la compra y la aplicación. El Estado podría sumar sus vacunas para integrarlas al plan federal, pero no creo que eso pretendan el gobernador y el lobby empresarial. Además, Nuevo León ha disentido sistemáticamente de toda la estrategia nacional contra el Covid-19. Ha tomado medidas anticipadas que no funcionaron y ha ordenado acciones a destiempo; ha planteado restricciones y horarios que luego ha revertido.
La estrategia estatal a todas luces obedece al interés de mantener activas a las industrias y salvar los comercios. No es algo malo, sólo que en esta situación la prioridad es obvia: la vida humana. Sobre las ruinas de la economía siempre se podrá edificar; en los cementerios sólo se puede cavar.
Este viernes 22 de enero, el encuentro amistoso entre el gobernador Rodríguez y el presidente López se dio en la inauguración del cuartel de una institución que si bien no es del Ejército… da lo mismo atrás que en ancas. No sé si fue un danzón dedicado al ciudadano Bronco y sus camaradas neofederalistas. Pero aunque la confirmación de que estados y empresas compren vacunas suena bien, nadie me quita de la cabeza que trae truco. Por cierto, una cosa es la autorización federal para las compras directas y otra el aval de la Cofepris. ¿Eh? A ver si no se atora la puerca y empieza el chilladero. Por lo pronto la deuda pública del estado, que ya era de alto riesgo, ahora padecerá comorbilidades adicionales: obesa e hipertensa. El gobierno estatal, en lugar de organizar a la sociedad y no sólo dictar órdenes y dar sermones, sigue organizándose con empresarios y políticos.
¿Y nosotros? Aquí nomás, de convidados de piedra.